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SEMILLAS DE VIDA

 

Entre los años 2010 – 2011 comienza a gestarse un proceso de atención y acompañamiento integral a las semillas de vida y sus familias, respondiendo más a las necesidades de las familias en las comunidades que obedeciendo a la estrategia o política del gobierno nacional, si bien este brindaba ciertas garantías desde lo económico, la propuesta de los pueblos de la zo

 

na oriente iba un poco más allá, desde lo cultural, lo político y lo pedagógico, para ese entonces en el marco de la educación propia, ya que buscaba afianzar elementos necesarios desde la cosmovisión de cada uno de los pueblos, los cuales permiten la permanencia cultural y comunitaria de los mismos.

Los planteamientos y proposiciones realizadas por los mayores y autoridades de ese entonces poco a poco fueron teniendo aceptación en la institucionalidad, podríamos decir también que dichos elementos fueron de gran aporte para la consolidación de lo que hoy se conoce como modalidad propia e intercultural.

Por más de 10 años hemos caminado tratando de afianzar el proceso de cuido y cuidado

 

de las semillas de vida, a partir del desarrollo de estrategias pedagógicas acordes al contexto de cada uno de los pueblos, se han brindado herramientas necesarias para que las familias potencien habilidades desde lo cultural, artesanal, las formas propias de crianza y de relacionamiento social, pero sobre todo se ha despertado en las familias de las semillas de vida habilidades afectivas.

 

Hoy en la dinámica de puesta en marcha del sistema educativo indígena propio, específicamente “guía orientadora – caminos políticos, pedagógicos y administrativos para la operatividad en el acompañamiento del cuido y cuidado de las semillas de vida en los territorios del consejo regional indígena del cauca – cric”, se han definido una serie de acciones, estrategias y metodologías que nos deben permitir llegar a cada una de las familias de los 5 pueblos y las 13 comunidades que hacen parte de la zona oriente COTAINDOC.

Hoy la modalidad CRIC está en función del sistema educativo indígena propio y busca el desarrollo de acciones acordes al componente pedagógico del sistema, desde este componente se pretende desarrollar un proceso educativo continuo e integral, que no haya rompimiento entre los procesos de formación, que hacen parte del tejido y que atienden a las semillas de vida.

 

 

El sistema educativo indígena propio con relación al cuido y cuidado de las semillas de vida.

El sistema educativo indígena propio busca la garantía del derecho de la educación integral para las comunidades indígenas en el territorio nacional, acorde a sus dinámicas propias, a los planes o proyectos de vida, una educación que forme personas críticas y propositivas respecto a las situaciones que afectan la dinámica territorial, económica y social.

El sistema educativo es la política educativa para los pueblos indígenas, mandatada desde las asambleas, juntas directivas y congresos, pero especialmente desde del sentir de las comunidades, que han decidido salir del adoctrinamiento que ofrece el sistema convencional y poder hacerlo vivencial de acuerdo a las realidades propias de cada comunidad.

Como muchos procesos en los pueblos indígenas el SEIP es el resultado de la construcción colectiva, busca el desarrollo de la educación propia como base de los procesos de formación, sin desconocer la necesidad del conocimiento universal; orienta también que la educación o formación no es exclusiva de los maestros y mucho menos que el único espacio para hacer educación es el aula de clase, el sistema da la posibilidad que cada una de las comunidades lo desarrolle de acuerdo a su realidad social, económica y política, con un enfoque de integralidad.

En el marco del SEIP, se han consolidado las políticas u orientaciones, siendo una de ella la de la importancia y trascendencia que tiene el cuidado de las semillas de vida desde la concepción hasta su maduración o crecimiento, es en ellas donde se debe sembrar identidad. Desde el SEIP se da la orientación de ejecutar las acciones pertinentes y necesarias para sembrar identidad, valores y principios necesarios para la pervivencia de los pueblos indígenas; a su e vez orienta que el cuidado de las semillas tiene corresponsabilidad de diferentes actores, siendo el principal cuidador la familia; la comunidad, la autoridad y las instituciones también deben ser garantes del cuidado y protección de las mismas.